Isaac en Miami: Un ciclón de TV.

Es verdad que a su paso por el Caribe el ciclón Isaac causó poco más de media docena de muertes y algunos estragos de consideración tanto en Haití como en República Dominicana, aunque en Cuba, siempre atentas las autoridades a lo que les venía encima- si empre vale más precaver que tener que lamentar- las cosas fueron menos malas por no decir mejores, ya que las intensas lluvias de “Isaac”, llenaron los embalses de la isla con abundante agua, algo que vino muy bien en estos tiempos calurosos de aguda sequia.
Todavía no sabemos cuántos daños materiales y en vidas humanas podrá causar “Isaac” cuando llegue a territorio norteamericano , si es que lo hace por tierras del Golfo de Méjico, entrando por alguna ciudad de Texas, de Luisiana, como la de la sufrida Nueva Orleans, o en alguna parte del noroeste del Estado de La Florida, que por ahí también se anuncia peligro de huracán para mañana martes.
Por lo pronto ya le hizo un daño real a los Republicanos que tuvieron que acortar en un día su Convención de Tampa, en precaución a lo que pudiera pasar .
Al momento de escribir estas líneas muy temprano en la mañana de hoy lunes, no sabemos los daños que causará al final este cicloncito de igual nombre que el de un tío mío, judío él , que llegó a Cuba de Polonia en los años 20 del siglo pasado, sin un centavo en sus bolsillos, comenzando vendiendo corbatas baratas, como otros “Polacos” igual que él, que trabajando sin tregua ni descanso de sol a sol, llego a lograr fortuna sin tener que formar parte de la corrupta política de la Cuba de ayer, un mal que abonó el camino para la Revolución que vino después. Pero esa es otra historia, la de los judíos que emigraron a Cuba, una historia que como la de los gallegos y los chinos , algún día también habrá que contar.
Pero volvamos al ciclón “Isaac”- que nada tiene que ver con m tío hermano de mi papá – y regreso al tema central de mi crónica del día de hoy, que como los cuatro setenta y cinco del Brujo de Guanabacoa, que ya se me había olvidado.
Pues bien, digamos que en Miami se montó un gran alboroto con la amenaza de “Isaac”, que fue de padre y muy señor mío. Desde que se anunció por el “Centro Nacional de Huracanes” de La Florida que se había formado una tormenta tropical a mil millas de aquí, y que había sido bautizado con el nombre hebreo de “Isaac”, las emisoras de la televisión local- las Cloacas y las que no lo son- todas, como si fuera una orden del más allá, se montaron en la misma onda, la de del cuento de “ahí viene el lobo”, creando un ambiente de inminente tragedia que había que resolver, según decían, incitando a los televidentes a que salieran de inmediato a las tiendas a comprar de cuanto hay.
Es la historia de siempre, la que se repite como una película de Jesucristo en Semana Santa que todo el mundo sabe de su argumento , pero que aunque ya vista por todos, se repite año tras año en la misma fecha cristina, como si fuera una obligación para cumplir con la tradición.
Con esto de los ciclones en Miami pasa lo mismo. Basta media vez que se diga : “Se ha formado una perturbación atmosférica en las costas de África que apunta al mar Caribe”, y ya se monta todo un andamiaje publicitario en los Canales de la televisión de Miami para beneficio de la cadena de ferreterías “Home-Depot” y de los supermercados “Pûblix”, “Sedano” y “Winn Dixie” que por supuesto son asiduos anunciantes de los Canales de la televisión local. Pero ¿qué casualidad? que en la temporada de huracanes triplican su publicidad a cambio del ambiente ciclonero que tan bien les viene en favor de sus ventas con motivo de las amenazas de un ciclón.
Ni siquiera cerraron el aeropuerto, que es lo primero que se hace ante la amenaza de un huracán. No importa que “Isaac” haya dejado a Miami fuera de su objetivo y que solo un chaparrón de agua de lluvia fresca, con un poco de viento platanero hayan sido sus huellas al pasar . Porque aun así de inofensivo “Isaac”, nos seguirán diciendo por la televisión de Miami , como en el cuento de “Ahí vine el lobo”, arranca para el Súper-mercado, que ahí viene el ciclón “Isaac”, tumbando caña como el alacrán de la comparsa habanera.
“Isaac” para Miami no ha sido otra cosa que un inofensivo cicloncito de televisión. Alguna agua, poco viento y muchas ventas. Eso fue todo .Y menos mal, que hasta mañana martes con mi gallo me voy cantando a mi tuba fría. Bambarambay.
Es verdad que a su paso por el Caribe el ciclón Isaac causó poco más de media docena de muertes y algunos estragos de consideración tanto en Haití como en República Dominicana, aunque en Cuba, siempre atentas las autoridades a lo que les venía encima- si empre vale más precaver que tener que lamentar- las cosas fueron menos malas por no decir mejores, ya que las intensas lluvias de “Isaac”, llenaron los embalses de la isla con abundante agua, algo que vino muy bien en estos tiempos calurosos de aguda sequia.
Todavía no sabemos cuántos daños materiales y en vidas humanas podrá causar “Isaac” cuando llegue a territorio norteamericano , si es que lo hace por tierras del Golfo de Méjico, entrando por alguna ciudad de Texas, de Luisiana, como la de la sufrida Nueva Orleans, o en alguna parte del noroeste del Estado de La Florida, que por ahí también se anuncia peligro de huracán para mañana martes.
Por lo pronto ya le hizo un daño real a los Republicanos que tuvieron que acortar en un día su Convención de Tampa, en precaución a lo que pudiera pasar.
Al momento de escribir estas líneas muy temprano en la mañana de hoy lunes, no sabemos los daños que causará al final este cicloncito de igual nombre que el de un tío mío, judío él , que llegó a Cuba de Polonia en los años 20 del siglo pasado, sin un centavo en sus bolsillos, comenzando vendiendo corbatas baratas, como otros “Polacos” igual que él, que trabajando sin tregua ni descanso de sol a sol, llego a lograr fortuna sin tener que formar parte de la corrupta política de la Cuba de ayer, un mal que abonó el camino para la Revolución que vino después. Pero esa es otra historia, la de los judíos que emigraron a Cuba, una historia que como la de los gallegos y los chinos , algún día también habrá que contar.
Pero volvamos al ciclón “Isaac”- que nada tiene que ver con m tío hermano de mi papá – y regreso al tema central de mi crónica del día de hoy, que como los cuatro setenta y cinco del Brujo de Guanabacoa, que ya se me había olvidado.
Pues bien, digamos que en Miami se montó un gran alboroto con la amenaza de “Isaac”, que fue de padre y muy señor mío. Desde que se anunció por el “Centro Nacional de Huracanes” de La Florida que se había formado una tormenta tropical a mil millas de aquí, y que había sido bautizado con el nombre hebreo de “Isaac”, las emisoras de la televisión local- las Cloacas y las que no lo son- todas, como si fuera una orden del más allá, se montaron en la misma onda, la de del cuento de “ahí viene el lobo”, creando un ambiente de inminente tragedia que había que resolver, según decían, incitando a los televidentes a que salieran de inmediato a las tiendas a comprar de cuanto hay.
Es la historia de siempre, la que se repite como una película de Jesucristo en Semana Santa que todo el mundo sabe de su argumento , pero que aunque ya vista por todos, se repite año tras año en la misma fecha cristina, como si fuera una obligación para cumplir con la tradición.
Con esto de los ciclones en Miami pasa lo mismo. Basta media vez que se diga : “Se ha formado una perturbación atmosférica en las costas de África que apunta al mar Caribe”, y ya se monta todo un andamiaje publicitario en los Canales de la televisión de Miami para beneficio de la cadena de ferreterías “Home-Depot” y de los supermercados “Pûblix”, “Sedano” y “Winn Dixie” que por supuesto son asiduos anunciantes de los Canales de la televisión local. Pero ¿qué casualidad? que en la temporada de huracanes triplican su publicidad a cambio del ambiente ciclonero que tan bien les viene en favor de sus ventas con motivo de las amenazas de un ciclón.
Ni siquiera cerraron el aeropuerto, que es lo primero que se hace ante la amenaza de un huracán. No importa que “Isaac” haya dejado a Miami fuera de su objetivo y que solo un chaparrón de agua de lluvia fresca, con un poco de viento platanero hayan sido sus huellas al pasar . Porque aun así de inofensivo “Isaac”, nos seguirán diciendo por la televisión de Miami , como en el cuento de “Ahí vine el lobo”, arranca para el Súper-mercado, que ahí viene el ciclón “Isaac”, tumbando caña como el alacrán de la comparsa habanera.
“Isaac” para Miami no ha sido otra cosa que un inofensivo cicloncito de televisión. Alguna agua, poco viento y muchas ventas. Eso fue todo .Y menos mal, que hasta mañana martes con mi gallo me voy cantando a mi tuba fría. Bambarambay.
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