El Papa Francisco: Milagros en Cuba

Foto: Ladyrene Pérez / Cubadebate

Por: Carlos Medina Vieglielm / Nueva Trinchera

Luego de una muy intensa agenda en la cual celebró misa en tres de los más importantes templos de la Iglesia Católica en Cuba, el Papa Francisco viajó a los Estados Unidos de América. Ya en las primeras horas del día de la fecha, surgieron claramente en los medios de prensa, las enormes diferencias en cuanto al tratamiento de que ha sido objeto este destacado mensajero de la Paz en ambos países.

Francisco dejó atrás la alegría, el cariño y el respeto de un pueblo, para llegar al Imperio del miedo; el Papa argentino pasó de ser saludado por cientos de miles de ciudadanos a lo largo de decenas de kilómetros de recorrido por avenidas y rutas cubanas, a ser públicamente destratado o directamente amenazado en medios televisivos, entre otros por el hermano de George Bush; de ser acogido con humildad y admiración, a soportar la censura, la prepotencia y la soberbia, no del presidente Obama, pero sí de destacadas figuras imperiales.

Pero ya nos encargaremos de reseñar la estadía de Francisco en los EUA. Queda mucho por hablar aún acerca de la histórica visita del Jefe de la Iglesia Católica a la mayor de las Antillas.

La visita se desarrolló como estaba intensamente preparada y en el desarrollo de la misma participaron, además de los correspondientes funcionarios del Estado, decenas de miles de ciudadanos comunes, pertenecientes a los barrios por donde pasó el cortejo que condujo a Francisco. Eso quedó claro a partir de las conversaciones con la gente (por parte de quien suscribe en la ciudad de La Habana), pero también a partir de las imágenes transmitidas por los distintos medios de información provenientes de todo el mundo, que mostraron cómo estaban ubicados, hombres y mujeres, en lugares a una distancia de apenas metro y medio mirando hacia el público, manteniendo el orden y la distancia correspondientes, de manera que el cortejo papal circulara fluida y seguramente: demostración de un pueblo atento y responsable.

Francisco lo agradeció al despedirse diciendo “Gracias cubanos por hacerme sentir todos estos días en familia, por hacerme sentir en casa”.

En Santiago de Cuba Francisco se dirigió a los feligreses y amigos asistentes en el Parque Céspedes diciendo: “Los abuelos son nuestra memoria viva. Los niños y los jóvenes, son la fuerza de un pueblo. Un pueblo que cuida a sus abuelos, y que cuida a sus niños y jóvenes, tiene el triunfo asegurado”.

Cuba ha sufrido una intensa seca los últimos meses lo que llevó a una reducción bastante notable en el nivel de los embalses. Pasó que apenas entró Francisco a la renovadísima catedral de Santiago, se descargó la lluvia. Seguramente algunos (o muchos) feligreses pensaron que en la llegada de Francisco se había obrado el milagro. Otros, claro, dijeron que todo fue una agradable coincidencia.

Aunque milagro en realidad, seguramente lo habrá constatado Francisco (por lo que dijo), es que en Cuba, a pesar de los más de 50 años de criminal bloqueo, no hay ni ancianos ni tampoco niños mendigos, gracias al supremo, al supremo afán de un pueblo de ideas, justo, abnegado y trabajador.

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