El gobierno que hoy tiene Brasil es resultado directo de los mecanismos montados para ganar las elecciones, que contaron con todo tipo de ilegalidad e inmoralidad y tuvieron cobertura del Poder Judicial y de los medios. Nadie tiene ahora el derecho de sorprenderse con el presidente elegido, ya sea porque sus declaraciones exhibían claramente de quien se trataba, o porque los vínculos de él y de sus hijos eran conocidos, o porque su falta de preparación para una funcion publica era evidente.
Pero fue el candidato que le quedó a la derecha, después de la debacle del PSDB y de la incapacidad de articular un candidato por fuera de la política tradicional, como el juez Joaquim Barbosa o el presentador de TV Luciano Huck. La radicalización de los sectores de clase media desde 2013, sobre todo en la campaña de desestabilización del gobierno de Dilma Rousseff, llevó a que la candidatura de Bolsonaro fuera la única de la derecha con cierto caudal de votos. Lee el resto de esta entrada